lunes, 28 de enero de 2013

Esa noche


Necesitaba hablar
con el ruido
del pasar de tus olas.

La mañana
se tornó Niebla,
y en la niebla
espesa esa ,
perdí todos mis pasos,
choqué contigo.
No sabía
que estabas ahí
muerto de
frío esperándome.

Parecías una estatua
que no dice nada,
paracías un trozo
de hielo perdido
en medio
de mis abrazos
derritiéndose frente
al sol de mi corazón.

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